jugamos wargames históricos con figuras de 15, 20 y 25/28 mm de plástico y metal, pintamos miniaturas, elaboramos escenografia, etc.

domingo, 5 de octubre de 2008

LA ULTIMA INCURSION DEL TERROR DEL NORTE

Para vuestra lectura, aquí os pongo el primer capítulo de la Campaña para DDBA del Club. Esta es la parte de los jugadores VIKINGOS.

Noche tras noche vienen a tu memoria las historias que tu abuelo te contaba sobre las incursiones que tus antepasados hacían en las tierras del oeste y del sur, de cómo volvían con sus barcos cargados de esclavos y riquezas. Pero, desde aquellos años, ningún hombre de tu pueblo había hecho nada digno de ser recordado y contado en la noche, al calor de las hogueras, pero tu acabarías con eso.

Aquel día más de veinte de los mejores Dakar que pudiste reunir fondeaban en la bahía, frente a tu pueblo. Todos ellos cargados de hombres fuertemente armados, todos ellos listos para emprender una travesía que reviviría las hazañas de tus ancestros. Sus capitanes murmuraban a tu alrededor en la gran sala de reuniones, a la espera de tus ordenes. Te habían elegido como líder y no podías defraudarlos.

“¡A los barcos, hacia el sudoeste, a las tierras de Germania!”. Tu orden levanto un griterío entusiasta entre tus capitanes. Un beso a tu esposa y a tus hijos y saltaste a la barcaza que te llevaría hasta tu hermoso barco.

Días después tu vigía descubrió el lugar que esperabas, la desembocadura de aquel río que los germanos llamaban Rhin, aquel río que tus antepasados remontaron hasta la ciudad de Colonia, aquella ciudad donde fueron derrotados y que hizo que no volvieran a zarpar hacia esas tierras. Pero tu vengarías aquella derrota, saquearías todas las ciudades que encontraras a tu paso hasta llegar a Colonia y, finalmente, te apoderarías de la gran ciudad. Solo eso haría que tu nombre, unido a tu hazaña, fuese recordado de generación en generación.

La primera victoria fue fácil, la sorpresa se alió con tus hombres. Nadie esperaba una incursión vikinga, hacía tantos años que no se producían que ya las habían olvidado. Pero tu se lo recordaste. Las casas quemadas, los hombres muertos, las mujeres y los niños capturados y tus bodegas repletas de comida, animales y utensilios fue el resultado. Lamentablemente las riquezas de las que hablaban tus antepasados eran escasas. Era necesario seguir buscando.

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